El
Fotógrafo de Betty Ferreyra (Corto de 6 Capítulos)
Dirección
Original: http://cortoszampivanez.blogspot.com.ar
El fotografo.
Capitulo 1
Cari-Ya sabes,
si esto no fuera por una buena causa, no habría forma de que estuviera
haciéndolo— le dijo Cari a su hermosa perra labrador de color chocolate, Mora.
Ella medio esperaba que la perra la convenciera para librarse de esto,
independientemente de la causa, pero su mascota sólo la miró como si dijera —No
me mires a mí, esta fue tu idea.— De hecho, por la sonrisa canina en el rostro
de Mora, casi pensó que al animal le hacía gracia todo el asunto.
Cari-Por supuesto
que encuentras esto gracioso—murmuró Cari—Nadie te está pidiendo que te quites
la ropa.
Cari le dio una
mirada intencionada que decía: —Eso es correcto. ¡Y ni pienses en tocar mi
collar!
Bueno, tal vez decir que se quitaría la ropa era una exageración. Ella podría hacer un poquitín de exposición artística de los hombros, quizás incluso mostrar un poco de pierna. Nada más que eso.
Cari—¿Cierto, Godiva? Trazaremos el límite en los hombros y piernas.
Realmente era para una buena causa. El refugio animal en donde obtuvo Mora dos años atrás, estaba organizando una especie de sexy calendario —desnúdate para la causa — con el fin de reunir fondos.
Cari y las otras mujeres voluntarias, habían accedido a hacer las fotografías.
Bueno, tal vez decir que se quitaría la ropa era una exageración. Ella podría hacer un poquitín de exposición artística de los hombros, quizás incluso mostrar un poco de pierna. Nada más que eso.
Cari—¿Cierto, Godiva? Trazaremos el límite en los hombros y piernas.
Realmente era para una buena causa. El refugio animal en donde obtuvo Mora dos años atrás, estaba organizando una especie de sexy calendario —desnúdate para la causa — con el fin de reunir fondos.
Cari y las otras mujeres voluntarias, habían accedido a hacer las fotografías.
Hubo una
organización de rescate animal en Portland que había hecho lo mismo el año
pasado y tuvo un gran éxito, obteniendo miles de dólares para ayudar a apoyar
su refugio. Cuando la dueña, en donde Cari era voluntaria, le preguntó si lo
haría, no fue capaz de decir que no. Ahora que se encontraba parada frente a la
puerta del estudio de fotografía en el centro de Seattle, comenzaba a pensar
que en su lugar debió donar algo de dinero. No es que fuera una chica demasiado
tímida ni nada de eso. Era sólo que nunca había hecho algo tan atrevido y audaz
como posar medio desnuda para un calendario pin-up. Pero ella había dicho que
lo haría, así que no se iba retractar ahora. Nunca podría enfrentar a las otras
chicas del refugio si no lo hacía. Todas ya hicieron sus sesiones de fotos y no
habían dejado de hablar sobre lo divertido que había sido. Así que, tirando más
de cerca la correa de Mora, Cari abrió la puerta y entró. Una pequeña campana
adherida a la parte superior de la puerta tintineó, anunciando su llegada. Miró
alrededor del estudio, creyendo encontrar a la fotógrafa esperándola, pero la
mujer no se veía por ningún lado. Las otras chicas que hicieron la sesión de
fotografía ya la habían descrito como alguien muy fácil con quien trabajar. Eso
hizo sentirla mejor. Posar para una agradable mujer mayor no la haría sentir
tan avergonzada. Después de que unos minutos pasaron y nadie salió desde la
trastienda del estudio, Cari pensó que la mujer no debió de escuchar la
campana. Tal vez se hallaba ocupada preparando las cosas para la sesión fotográfica.
Ordenándole a Mora quedarse quieta, Cari se acercó para tocar la campanilla del
mostrador. Era más ruidosa de lo que pensó que sería e hizo una mueca mientras
hacía eco entorno a la sala. Le dio una mirada de disculpa a Mora
Cari—Lamento eso. Estoy un poco nerviosa.
Cari le lanzó una mirada que Cari tradujo como —Lo que sea— antes que se echara para lamerse las patas. Probablemente quería que sus uñas lucieran bien para la sesión, pensó Cari, deseando estar tan relajada como su perra. Sabiendo que sólo iba a ponerse más nerviosa si continuaba pensando sobre las fotografías, Cari dejó que sus ojos vagaran por la habitación. Además del sofá de cuero y dos sillas a juego, había una mesita de café y varias plantas en macetas que le entregaban a la habitación un ambiente cálido y acogedor. Pero fueron las fotos montadas en la pared lo que llamaron su atención. De todo, desde niños y animales, hasta bodas y retratos familiares, vida silvestre y paisajes, era una mezcla de color y blanco y negro, hermosas y artísticas. Ella pudo ver porqué los dueños de del refugio habían escogido a este estudio de fotografía para tomar las fotos de este calendario. Si salían la mitad de elegantes como las que se encontraban en la pared, el resultado sería una obra de arte.
Sebas—¿Puedo ayudarte en algo?
Cari estaba tan hipnotizada por las fotografía que no escuchó a nadie entrar a la habitación y saltó al sonido de la voz de un hombre. Con una mano en su garganta, se giró para ver al tipo más magnífico en el que alguna vez posó los ojos, parado justo frente a ella. Alto y musculoso con cabello castaño y una mandíbula cincelada, él tenía el tipo de ojos conmovedores con los que una chica se perdería si no era cuidadosa. La sonrisa que le destelló era suficiente para hacerla derretirse justo ahí, en ese instante.
Cari—Lamento eso. Estoy un poco nerviosa.
Cari le lanzó una mirada que Cari tradujo como —Lo que sea— antes que se echara para lamerse las patas. Probablemente quería que sus uñas lucieran bien para la sesión, pensó Cari, deseando estar tan relajada como su perra. Sabiendo que sólo iba a ponerse más nerviosa si continuaba pensando sobre las fotografías, Cari dejó que sus ojos vagaran por la habitación. Además del sofá de cuero y dos sillas a juego, había una mesita de café y varias plantas en macetas que le entregaban a la habitación un ambiente cálido y acogedor. Pero fueron las fotos montadas en la pared lo que llamaron su atención. De todo, desde niños y animales, hasta bodas y retratos familiares, vida silvestre y paisajes, era una mezcla de color y blanco y negro, hermosas y artísticas. Ella pudo ver porqué los dueños de del refugio habían escogido a este estudio de fotografía para tomar las fotos de este calendario. Si salían la mitad de elegantes como las que se encontraban en la pared, el resultado sería una obra de arte.
Sebas—¿Puedo ayudarte en algo?
Cari estaba tan hipnotizada por las fotografía que no escuchó a nadie entrar a la habitación y saltó al sonido de la voz de un hombre. Con una mano en su garganta, se giró para ver al tipo más magnífico en el que alguna vez posó los ojos, parado justo frente a ella. Alto y musculoso con cabello castaño y una mandíbula cincelada, él tenía el tipo de ojos conmovedores con los que una chica se perdería si no era cuidadosa. La sonrisa que le destelló era suficiente para hacerla derretirse justo ahí, en ese instante.
Sebas—Lo
Lamento— dijo—No quería asustarte.
Cari—No lo
hiciste.— Ella sintió que su cara se sonrojaba al darse cuenta cuan lamentable
sonaba, especialmente cuando era obvio que sí la había sorprendido.
Sebas—Bueno, tal
vez sí me asustaste un poquito. Me encontraba observando las fotografías y no
te escuché venir.
Alzó la mano
para meter su pelo detrás de la oreja mientras intentaba ocultar su vergüenza.
Sin embargo, antes de que pudiera decir otra cosa mucho más inteligente, Mora
se paró y caminó hacia el hombre para saludarlo, con su cola moviéndose
violentamente.
Cari
instintivamente abrió su boca para regañarla suavemente, pero el tipo ya se
había inclinado sobre su rodilla para darle a la perra una caricia afectuosa.
Cari—Mora— le
advirtió Cari, luego le dio al hombre una tímida mirada—. Lamento eso. Es su
primera vez en un estudio de fotografía, así que está un poco emocionada.
El chico se
echó a reír.
Sebas—Está
bien. Sólo está siendo amistosa. ¿No es así, muchacha?
Cari no pudo
evitar sonreír mientras él le frotaba detrás de las orejas. No sólo este hombre
era totalmente ardiente, sino que también le gustaban los animales. Se
preguntaba si tenía novia. Si no, quizás se encontraba buscando una. Le dio a
Mora otra caricia, y luego se levantó.
Sebas—Tú debes
ser Carina Zampini, ¿cierto? Ella asintió, preguntándose cómo supo su nombre.
Su confusión debió de ser obvia porque él le explicó.
Sebas—Soy
Sebastian Estevanez, uno de los fotógrafos de aquí. Mariela mencionó que
vendrías para una sesión fotográfica con tu perro, así que simplemente sumé dos
más dos.
Cari—Oh— Cari
miró sobre él hacia la puerta que daba a la parte posterior del
estudio—¿Mariela está aquí?
Sebas—En
realidad, tuvo que irse más temprano. Su hija esta de parto, así que ella y su
esposo se dirigieron al Hospital.
Cari—Oh.
Cari no sabía
si sentirse aliviada sobre posponer la sesión o no. Había pasado la mayor parte
del día preparándose psicológicamente y ahora tendría que hacerlo todo de nuevo.
Sebas—Mariela
me pidió que yo tomara las fotografías en su lugar, si eso está bien para ti,—
dijo.
Cari parpadeó
sorprendida. Ella no lo vio venir.
Cari—¿Te lo
pidió?
Él metió sus
manos en los bolsillos traseros de sus vaqueros.
Sebas—Sí. A
menos que prefieras regresar otro día. Entenderé si te sientes más cómoda con
que ella te tome las fotos.
Cari se mordió
el labio inferior. Mientras que una parte de ella quería volver cuando Mariela
estuviera allí, otra parte deseaba terminar con todo el asunto de una vez.
¿Pero podría posar frente a un hombre? No estaba tan segura de eso. Por otra
parte, la corta vestimenta que había traído no era tan reveladora. No es como
si tuviera que desnudarse por completo frente a él. Tampoco podía negar el
pequeño cosquilleo excitante que comenzaba a expandirse por su cuerpo ante el
pensamiento de que un bombón como él le tomara las fotografías en paños
menores. Ella se detuvo para pensar. ¿De dónde diablos había salido eso? Hace
un minuto atrás estaba aterrorizada ante el pensamiento de que Mariela incluso
viera sus hombros. ¿Y ahora se estaba poniendo toda caliente y mojada por la
idea de que Cari viera lo mismo? Está bien, el chico estaba buenísimo.
Cri—No— le
respondió—Ya estamos los dos aquí, así que bien podríamos seguir adelante y
hacerlo.
Caramba, ¿había
dicho eso en voz alta? El color subió por su rostro cuando se dio cuenta que
debió sonar como si ella quisiera saltar sobre sus huesos ahí mismo.
Cari—Me refiero
a la sesión fotográfica.
Sebas-Él
sonrió-Me di cuenta.
Se sonrojó aún
más y alzó la mano para meter su cabello detrás de la oreja otra vez. Incluso
Mora la miraba como si fuera una idiota.
Sebas—Así que,
¿para qué refugio animal estás haciendo este calendario?— preguntó Sebas
Cari sonrió,
aliviada de que él cambiara el tema.
Cari—Personas
para Mascotas. Está en la Avenida 12.
Sebas—¿En
serio? Adopté a mi perro allí.
Cari—¿Tienes un
perro? ¿De qué raza?
Sebas—Papillon.—
Sebas gesticuló hacia la fotografía en la pared detrás del mostrador—Esa es su
foto.
La sonrisa de
ella se amplió cuando vio la foto. El perro de tonos marrones y blanco parecía
juguetón, aunque alerta y vigilante al mismo tiempo.
Cari—¿Cómo se
llama?—preguntó, desviando su atención de vuelta a Sebas
Sebas—Sam.
Cari-Frunció el
ceño—¿Sam? Ese no es nombre para un perro.
Sebas miró la
fotografía por un momento, considerándolo, luego se encogió de hombros.
Sebas—No sé.
Luce como un Sam para mí.
Cari se giró
para estudiar al adorable perro nuevamente. No, a ella no le parecía.
Sebas—El baño
está al final si quieres cambiarte—sugirió Sebas— En la segunda puerta a la
derecha.
Cari se volvió
hacia él. Había estado tan interesada en hablar sobre su perro, que casi se
olvidó del motivo real de su visita.
Cari—Bien,
gracias.— Le dio a la correa que tenía en su mano un suave tirón-Vamos, Mora
Sebas—Ella se
puede quedar aquí conmigo mientras te cambias, si quieres.— Se ofreció Sebas
Cari-Miró a
Mora, luego a él-Claro. Si no te importa.
Capitulo
2
Entregándole
la correa de la perra, Cari le dijo a Mora que sólo se tardaría unos minutos,
entonces se dirigió hacia la parte de atrás del estudio. A medida que pasaba
por entre las luces, sombrillas y diversos equipos fotográficos, se sorprendió
por el grado de profesionalismo de todo. La hizo sentirse como una modelo de
verdad. Como si las modelos reales estuvieran tan nerviosas antes de su sesión
fotográfica.
Cari entró en el baño y cerró la puerta. Se quitó los vaqueros y la camiseta. Debido a que las fotos del calendario eran de contenido sensual, ella y las otras mujeres que posaron, se les ocurrió la idea de usar lencería para la sesión. La camisola y las bragas de bikini que algunas de sus amigas utilizaron parecían ser demasiado reveladoras para ella, así que, en cambio, optó por su corta bata favorita de seda. Observando su reflejo en el espejo de cuerpo entero cuando se ataba el cinturón alrededor de su delgada cintura, se alegró de elegir ese atuendo. No sólo la linda bata azul claro acentuaba sus esbeltas curvas, sino que también mostraba sus piernas largas. Se había puesto maquillaje justo antes de ir al estudio, así que todo lo que tuvo que hacer fue retocar su brillo de labios, pasó los dedos por su largo cabello rubio, y ya estuvo lista. Tomó un profundo aliento, le dio a su reflejo una última mirada, y luego abrió la puerta. Cuando Cari caminó hacia el estudio, encontró a Mora acostada a los pies de Sebas con su cabeza entre las patas mientras él estudiaba la cámara entre sus manos. Cuando se acercó, ambos levantaron sus cabezas para mirarla. Mora inmediatamente se levantó y caminó para saludar a Cari. Sebas, en cambio, se quedó parado ahí, con la cámara en sus manos aparentemente olvidada, mientras él admiraba su esbelta figura envuelta en una bata y sus largas y desnudas piernas. Cari sintió que sus mejillas se coloreaban ante obvia apreciación de sus ojos mieles y tímidamente se inclinó para darle a Mora una suave palmada en la cabeza. Sebas se aclaró la garganta.
Cari entró en el baño y cerró la puerta. Se quitó los vaqueros y la camiseta. Debido a que las fotos del calendario eran de contenido sensual, ella y las otras mujeres que posaron, se les ocurrió la idea de usar lencería para la sesión. La camisola y las bragas de bikini que algunas de sus amigas utilizaron parecían ser demasiado reveladoras para ella, así que, en cambio, optó por su corta bata favorita de seda. Observando su reflejo en el espejo de cuerpo entero cuando se ataba el cinturón alrededor de su delgada cintura, se alegró de elegir ese atuendo. No sólo la linda bata azul claro acentuaba sus esbeltas curvas, sino que también mostraba sus piernas largas. Se había puesto maquillaje justo antes de ir al estudio, así que todo lo que tuvo que hacer fue retocar su brillo de labios, pasó los dedos por su largo cabello rubio, y ya estuvo lista. Tomó un profundo aliento, le dio a su reflejo una última mirada, y luego abrió la puerta. Cuando Cari caminó hacia el estudio, encontró a Mora acostada a los pies de Sebas con su cabeza entre las patas mientras él estudiaba la cámara entre sus manos. Cuando se acercó, ambos levantaron sus cabezas para mirarla. Mora inmediatamente se levantó y caminó para saludar a Cari. Sebas, en cambio, se quedó parado ahí, con la cámara en sus manos aparentemente olvidada, mientras él admiraba su esbelta figura envuelta en una bata y sus largas y desnudas piernas. Cari sintió que sus mejillas se coloreaban ante obvia apreciación de sus ojos mieles y tímidamente se inclinó para darle a Mora una suave palmada en la cabeza. Sebas se aclaró la garganta.
Sebas—Podemos
comenzar en cuanto estés lista.
Cari se
enderezó para darle una mirada avergonzada.
Cari—Nunca
antes he hecho modelaje, así que no estoy muy segura ahora de cómo debo posar.
Sebas-Él
sonrió. —No hay problema. ¿Por qué no se ponen tú y Mora de pie en el estrado
delante del telón de fondo y comenzamos con unas tomas para calentar? Tengo la
cámara conectada a un monitor, así que puedes verte a ti misma mientras saco
las fotos.
Ella asintió. Ese era un montaje elegante.
Ella asintió. Ese era un montaje elegante.
Cari—Está
bien. Vamos, Mora.
Moviendo
la cola, Mora siguió ansiosamente a Cari hasta la plataforma elevada y se sentó
de forma obediente.
Sebas—Eso
está bien — dijo Sebas —Sonríe para mí.
Cari
siguió sus instrucciones, inclinando ligeramente la cabeza y dándole lo que
esperaba que fuera una sonrisa natural.
Sebas—Genial.—
Sebas levantó su cámara y sacó algunas fotos—Está bien, la misma sonrisa, pero
esta vez, pon tus manos en las caderas.
Ella así
lo hizo, dejando descansar sus manos libremente en la curva de las caderas e
inclinando un poco una pierna. Recordando lo que él dijo sobre mirarse en el
monitor, lanzó una rápida ojeada en esa dirección y vio que ella y Mora lucían
bastante bien. Todo ese asunto del monitor era genial.
Sebas—Muy
bonito.— Tomó algunas fotografías más, y luego la miró por sobre la cámara—Está
bien, intentémoslo contigo arrodillada al lado de Mora.
Cari-Se
dejó caer en una rodilla junto a la perra y puso un brazo rodeando amorosamente
a Mora—¿Así?
Sebas—Perfecto.
Sacó más fotos, girando la cámara primero a un lado, y luego al otro mientras
él se movía un poco de derecha a izquierda. Él bajó la cámara para destellarle
una sonrisa sexy.
Sebas—Si
todas las mujeres son tan hermosas como tú, estoy seguro que terminaré
comprando un calendario. Ella se sonrojó ante el cumplido y alzó una mano libre
para meterse el pelo detrás de la oreja de manera avergonzada.
Sebas—Mantén
esa pose—ordenó Sebas. Cari se sorprendió, pero obedeció. No habría pensado que
la casi cándida pose fuera particularmente digna de estar en el calendario,
pero decidió dejárselo a Sebas. Después de todo, él era el fotógrafo. Pero
cuando ella miró hacia el monitor, se percató que la imagen sí lucía un tanto
sexy. Sacó lo que deberían haber sido unas veinte o treinta fotos desde varios
ángulos con ella en esa pose, antes de bajar la cámara para darle otra sonrisa.
Sebas—Sabía
que ibas a ser natural en esto.
Cari
rió.
Cari—Yo
no sé nada de eso.
Sebas—Cambiarás
de opinión cuando veas estas fotos impresas— le aseguro.
Sebas-¿Qué
tal si te sientas sobre una cadera con tus piernas un poco escondidas debajo de
ti?
Hizo lo
que le pidió, descansado su cadera en contra de Cari mientras acomodó sus
piernas a un lado. El movimiento causó que la bata se abriera un poco más
arriba en los muslos, pero ella no se movió para ajustarla. Se suponía que las
fotografías debían ser sexys y si la forma en que la mirada de Sebas se mantuvo
allí era una indicación, entonces mostrar un poco de pierna era definitivamente
sexy. ¿Quién lo diría? Incluso podría vender más calendarios.
Sebas—Está
bien—dijo— Ahora pon tus brazos alrededor de Mora.Perfecto.
Mientras
Sebas continuaba tomando fotos, Cari miró a Mora por la esquina de su ojo para
ver a la perra lanzarle a la cámara una enorme sonrisa canina y tuvo que
contener la risa. Qué lindura.
Sebas—Inclínate
un poco y déjame ver algo más de ese hermoso escote— le indicó Sebas.
¿Escote?
Cari parpadeó sorprendida. No se había dado cuenta de que estuviera mostrando
escote alguno, pero una rápida mirada le demostró que su bata se había abierto
un poco, no sólo revelando el encaje de su sujetador de satín negro, sino que
la parte superior de sus pechos también. Sonrojada, ella se inclinó hacia
delante para mostrarle a la cámara y a Sebas un poco más. Ya comenzaba a
acostumbrarse a esto.
Sebas—Oh
sí, justo así— susurró— Mantén esa pose para mí.
Cari no
estaba segura si fue la manera ronca en que dijo las palabras o la provocativa
y sexy pose, pero mientras Sebas se movía más cerca para sacar las fotos, ella
sintió una repentina oleada de calor que se concentraba entre sus muslos.
Joder, en realidad se estaba excitando. Cayendo sobre una rodilla frente a
ella, Sebs bajó la cámara y se acercó con la mano libre para cepillar
gentilmente el pelo con sus dedos. El contacto envió un hormigueo de electricidad,
que nunca antes había sentido, cruzando su cuerpo y quedó sin aliento. ¿También
lo había sentido él? Se preguntó. Por la mirada en sus ojos le hizo pensar que
sí, pero antes de que pudiera estar segura, Mora interrumpió el momento al
levantarse, salir de la tarima, y caminar fuera del estudio. Cari miró con
asombro cuando la perra desapareció a través de la puerta hacia el área de
espera. Recordando abruptamente el motivo por el que se encontraban allí, Cari
abrió la boca para llamar a Mora para que regresara, pero Sebas la detuvo
Sebas—Está
bien-dijo, bajando su mano—Tenemos suficientes tomas para el calendario.
Cari—Oh—
Cari no pudo ocultar su decepción cuando Sebas se paró— Me estaba divirtiendo
tanto, tenía la esperanza de que tuvieras que tomar algunas más. Él la observó
en silencio por un momento, entonces le dio una sonrisa perezosa.
Sebas—Sólo
porque tengamos suficiente para hacer el calendario, no significa que no pueda
sacar algunas fotografías más. Y si te gustan algunas de esas, más que las
otras, puedo simplemente usar PhotoShop para incluir a Mora más tarde.
Cari se
mordió el labio inferior mientras consideraba su oferta. El estudio fotográfico
había donado sus servicios para el refugio, así que realmente no debería ocupar
más de su tiempo. Por otra parte, no todos los días un tipo ardiente le tomaba
fotografías.
Cari—Está
bien— dijo—Pero sólo si estás seguro que no te molesta.
La boca
de él se torció.
Sebas—¿Si
acaso me importa sacarle fotos a una hermosa mujer como tú? Es un trabajo
difícil, lo admito, pero alguien tiene que hacerlo.
Ella
rió, sus mejillas se colorearon ante el cumplido. Dios, este chico sabía
exactamente qué decirle a una chica. Sebas se agachó apoyándose en una rodilla
frente a ella.
Sebas—Bien,
ahora que Mora salió de la habitación, muéstrame tu mejor mirada sensual.
Cari no
estaba muy segura de cómo ser sensual, pero decidió dar lo mejor de sí misma.
Poniendo sus manos en el suelo frente a ella, se inclinó hacia delante para
mostrarle un poco más de escote y lo miró por debajo de sus pestañas. Él
inmediatamente empezó a tomar fotos.
Sebas—Oh
sí, eso es de lo que hablo. Sigue así.
Ella se
rió ante sus palabras, incapaz de evitarlo. Se asomó por detrás de la cámara
para lanzarle una mirada curiosa.
Sebas—¿Por
qué te detienes? Estaba perfecto.
Cari—No
estoy tan segura si puedo hacer una buena mirada sensual— le contestó.
Sebas—No
estoy de acuerdo. Y tampoco la cámara. Pero si no me crees, haz lo mismo y esta
vez echa un vistazo al monitor.
Esperando
no lucir tan ridícula como se sentía, Cari mantuvo la misma pose, luego miró el
monitor después de que le tomara una foto. Lo que vio, la hizo mirar dos veces.
Con sus carnosos labios entreabiertos, sus ojos cafe medio escondidos bajo la
espesa franja de pestañas negras, la parte superior de sus pechos cubiertos de
encaje asomándose sobre la bata de seda, no sólo lucía ridícula, sino que
parecía ser la exacta definición de sensualidad. Ese pensamiento envió otra
corriente de excitación a través de su parte intima.
Sebad—Hermosa—
dijo Sebas— Ahora, deja caer un poco la bata por tus hombros para mí.
Cari
hizo lo que le pidió, esperó a que le tomara otra fotografía, entonces,
impulsivamente levantó su cabello con su mano libre y le lanzó un beso al aire
por encima de su hombro. Él se rió entre dientes.
Sebas—Eso
es. Muéstrame más. Diviértete con ello.
Ella
bajó su mano, dejando caer el pelo por su espalda mientras cambiaba de
posición.
Capitulo
3
Apoyada
con su cadera, se inclinó hacia delante para darle una sexy ven-aquí mirada.
Mientras lo hacía, la bata se deslizó hasta sus codos, exponiendo completamente
su sostén de encaje ante la cámara y al hombre detrás de ésta. El gemido de
aprobación de Sebas fue todo el estímulo que necesitó para seguir adelante.
Rodando sobre su espalda, se apoyó con lo codos y levantó sus piernas desnudas
al aire.
Sebas—Mantén
esa pose— dijo Sebas mientras sacaba más fotos. —Perfecto.
Olvidando
el comentario anterior que le hizo a Mora, sobre no mostrar nada más que las
piernas y un poco de hombros, Cari se vio a sí misma yendo por el cinturón de
su bata. Pero entonces dudó. ¿Se atrevería? El sujetador y las bragas a juego
que llevaba podrían considerarse diminutas, pero no eran tan distintas a un
bikini, de esos que usualmente se ponía. Además, posar para unas fotografías
subidas de tono era bastante divertido. Como si fuera su propia sesión
fotográfica glamorosa. Con lo labios curvándose en una sonrisa traviesa, Cari
lentamente desató el cinturón y dejó que la bata cayera para darle a Sebas y a
su costosa cámara digital de alta tecnología, una buena y larga mirada a su
cuerpo semi desnudo. Por su acelerada respiración, ella tuvo el presentimiento
que a él le gustaba lo que veía. Rodando sobre su lado para enfrentarse a él,
se apoyó sobre su codo y levantó su pierna superior hacia arriba. Mientras
Sebas capturaba su pose con la cámara, ella observó el monitor y le complació
ver lo sensual que se veía. A pesar de que siempre había sido bastante segura
con su cuerpo, verse a sí misma de este modo la hizo sentirse incluso más sexy.
Le recomendaría hacer esto a cualquier chica que buscara mejorar su imagen
personal. Atrapando su labio inferior con los dientes, volvió su atención hacia
Sebas y le lanzó una mirada provocativa.
Sebas-Oh
sí, eso es— dijo—Hazle el amor a la cámara.
Cari no
había pensado que lo que estaba haciendo era hacerle el amor a la cámara, pero
esas palabras hicieron que su parte intima temblara aún más entre sus piernas.
Se preguntó si la idea de posar como modelo de página central era lo que
encontraba excitante, o si era en realidad el hacer esto frente a un hombre tan
arrebatador como Sebas. Mientras ella se sentaba, decidió que era un poco de
ambas. Preguntándose qué tan juguetona podía ponerse con la picante sesión
fotográfica, Cari lentamente pasó los dedos por su escote, luego cubrió sus
pechos envueltos de raso con sus manos. Los pezones se endurecieron bajo la
tela con su caricia, y tuvo que sofocar un pequeño gemido. Dios, cómo le
gustaría quitarse el sujetador y simplemente darles un suave pellizco. La
urgencia era demasiado poderosa para resistirse y se vio a sí misma intentando
alcanzar su sostén para desabrocharlo. Sin embargo, una vez que sus dedos
encontraron los ganchos, titubeó, no muy segura si debía continuar. Pero
entonces vio un destello de anticipación en los ojos de Sebas y su pulso se
aceleró agitadamente. Supo en ese momento que no se iba a detener.
Desenganchando los broches, perezosamente empujó unas de las tiras, luego la otra
por su hombro. Pero en vez de quitarse el corpiño de inmediato, cruzó sus
brazos sobre sus pechos, se inclinó hace delante lo suficiente como para
burlarse un poco de Sebas antes de hacer la gran revelación. Sebas se acercó
aún más, su dedo haciendo clic en el botón de disparo con furia.
Sebas—¿Estás
segura que nunca antes habías hecho esto?
Cari—Estoy
segura. — Ella ladeó un hombro hacia delante y le dio una linda mueca—¿Por qué
lo preguntas?
Sebas—Porque sabes exactamente cómo seducir a la cámara.
Sebas—Porque sabes exactamente cómo seducir a la cámara.
Cari se
dio cuenta que se había olvidado de la cámara. En algún momento, esto se había
convertido en seducir al hombre detrás de ésta. Se preguntaba si estaba
funcionando. Decidiendo que había sólo una manera de descubrirlo, lentamente
dejó caer su sostén para revelar sus pechos desnudos. Sebas bajó la cámara para
mirarla.
Sebas—Maldición—suspiró.
Ella le
lanzó una tímida mirada y cruzó sus brazos sobre sus pechos otra vez.
Sebas—¿Fue
demasiado para ser la primera sesión fotográfica?
La
comisura de su boca se alzó mientras volvía a tomar fotos.
Cari—En
absoluto
Sebas
—Bueno, en ese caso… Dejando la frase sin terminar, Cari tranquilamente
descruzó los brazos y acarició sus pechos. Ella tomó cada pezón rosa enrojecido
entre el pulgar y el dedo índice y les dio un firme apretón. Un hormigueo de
placer la atravesó y jadeó.
Sebas—Dios,
eso es tan caliente—dijo Sebas.
Las
palabras roncas provocaron espasmos en su Parte intima. Queriendo ver qué tan
caliente lucía en realidad, ella observó el monitor y se asombró al darse
cuenta que no sólo se veía sexy, sino que tan lujuriosa como el infierno.
Sebas—Apóyate
hacia atrás con tus manos y cruza una rodilla sobre la otra— le indicó Sebas.
Hizo lo
que le pidió, balanceando perezosamente la pierna.
Cari—¿Así?
Sebas—Justo
así.
Cari
esperó hasta que él sacó unas cuantas fotografías de esa pose antes de estirar
una pierna frente a ella y llevar la otra hacia arriba. Mientras lo hacía,
sintió la humedad entre sus muslos y se dio cuenta que sus bragas estaban
mojadas con su excitación. Si ella deslizaba una mano dentro de éstas, estaría
segura que se encontrarían empapadas. Entonces, ¿qué te detiene?
Lanzándole
a la cámara una mirada que haría orgullosa a una modelo de Playboy, enganchó el
pulgar en los tirantes del bikini y lentamente los bajó sobre la curva de su
cadera. A pesar de que no podía ver los ojos de Sebas detrás de la cámara, se
dio cuenta por la brusca inhalación, que le gustaba hacia donde se dirigía la
sesión fotográfica. Bastante complacida consigo misma, ella continuó
descendiendo centímetro a centímetro sus bragas hasta que se encontraron
envueltas alrededor de sus muslos. Luego las bajó incluso más.
Se
preguntaba si Sebas podría ver cuan excitada esta pequeña y traviesa sesión
fotográfica la estaba dejando. La noción de que él podría saberlo era más que
un afrodisíaco. Antes de percatarse de lo que estaba haciendo, cerró sus ojos e
introdujo una mano entre sus piernas para acariciar con los dedos los pliegues
de su parte intima. Dios Santo, se hallaba empapada. Su clítoris palpitaba,
rogando que lo acariciaran y, esta vez, ni siquiera intentó contener el gemido
que escapó de sus labios. Sin poder evitarlo, comenzó a hacer pequeños círculos
alrededor de su clítoris.
Sebas—¿Tienes
alguna idea de lo excitante que es esto?
Ante el
sonido de la voz de Sebas, Cari abrió los ojos para descubrir que ya no estaba
tomándole fotografías, pero, en cambio, observaba cada uno de sus movimientos
con sus ojos mieles cargados de lujuria. El recordatorio de que ella tenía audiencia
sólo hizo que el acto de darse placer a sí misma fuera incluso mucho más
candente. Su mirada se dirigió a la erección que era claramente visible en la
delantera de sus vaqueros y los labios de ella se curvaron en una sexy sonrisa.
Al diablo con seguir siendo tímida. Lo deseaba.
Cari—¿Por
qué no vienes aquí y me lo demuestras?
Cari no
sabía quién de los dos estaba más sorprendido por sus palabras, si ella o
Sebas. Normalmente, no hacía proposiciones a hombres que acababa de conocer. Al
contrario, le gustaba llevar las cosas muy despacio. Pero esta noche ella
parecía haber desechado sus inhibiciones junto con la bata. Además, se había
sentido atraída por el atractivo fotógrafo desde el momento en que lo conoció y
justo ahora, no podía pensar en nada más que en sentir su duro cuerpo contra el
suyo. Aún así, Sebas se quedó mirándola por tanto tiempo, que Cari tuvo miedo
que no fuera a aceptar su oferta. Sin embargo, después de un momento, él dejó
la cámara y subió a la tarima. Su pulso se aceleró cuando se arrodilló a su
lado. Esperó a que dijera algo, pero, en cambio, deslizó su mano por su largo
cabello e inclinó la cabeza para besarla. Su boca era suave pero firme sobre la
de ella, y dejó escapar un pequeño suspiro entrecortado cuando sus lenguas se
tocaron y entrelazaron. Ansiosa por descubrir si realmente estaba tan bien
dotado como creía, deslizó sus manos por la parte frontal de su torso. Para su
deleite, él estaba duro y firme bajo la camiseta azul marino, y dejó que sus
dedos recorrieran apreciativamente cada músculo. Sebas se alejó de su boca para
observarla, sus ojos destellaban hambre.
Sebas—He
querido hacer eso desde que entraste por la puerta.
Cari—¿Por
qué tardaste tanto?— preguntó suavemente.
Él la
besó otra vez antes de responder.
Sebas—Por
el código de ética del fotógrafo-Ella frunció el ceño.
Cari—¿Hay
un código de ética para los fotógrafos?-Otro beso.
Sebas—Si.
¿Nunca has oído hablar de él?
Tenía la
leve sospecha que le estaba tomando el pelo, pero no lo reprendió por ello. En
cambio, simplemente sacudió su cabeza y presionó su boca contra la suya.
Cari—No.
Sebas—Estoy
sorprendido. Es muy estricto—Tomó el labio inferior con su boca y lo
succionó—Aunque el código no fue lo único que me impidió besarte.
Ella
gimió mientras él tentaba sus labios con besos de mariposa.
Cari—¿No
lo fue?
Sebas—No.
No estaba seguro si había un novio en la escena o no.
Cari—No
lo hay.
Sebas—Bien.
Cari—¿Qué
hay de ti? ¿Hay una novia en la escena?
Sebas—Ninguna
novia. Soy un chico libre.
Cari—Bien.
Él
capturó su boca con la suya en otro beso abrasador antes de que pudiera
contestar y unos momentos después, cuando levantó la cabeza para trazar un
camino de besos por la curva de su mandíbula, ella olvidó lo que había estado a
punto de decir. Mientras él la besaba por el cuello, ella inclinó la cabeza
hacia un lado, dándole acceso a cualquier lugar que quisiera ir. El ángulo la
dejó en una perfecta posición para ver el monitor y echar un vistazo a la
última foto que Sebas le tomó. En ésta, ella estaba inclinada hacia atrás, con
sus ojos cerrados, sus labios abiertos y su mano entre las piernas mientras se
daba placer a sí misma.
Capitulo
4
Sebas—¿Verte
a ti misma de ese modo te excita? Cari arrastró su mirada lejos de la pantalla
para observarlo, con un rubor coloreando sus mejillas.
Cari—Un
poco. ¿Eso me convierte en una pervertida?
Sebas—Tal
vez. Pero me gusta lo perverso— La besó duramente— No te muevas, volveré
enseguida.
Sebas ya
estaba de pie antes de que ella pudiera averiguar hacia dónde se dirigía y lo
miró curiosa cuando él tomó la cámara digital que había estado usando y la puso
en el trípode. Frunció el ceño, preguntándose si iba a sacar más fotografías.
Estuvo a punto de interrogarlo cuando regresó y se arrodilló a su lado nuevamente.
Sebas—Puse
la cámara en automático para que tome fotos de cada momento— le explicó antes
de que pudiera preguntarle —De ese modo podrás ver todo lo que hacemos.
Su
mirada se dirigió hacia el monitor y veía con fascinación cómo las fotografías
cambiaban luego de un momento mientras la cámara capturaba sus imágenes. Era
como estar en una sesión pornográfica privada. Su Parte intima se contrajo ante
esa idea tan traviesa. ¿Cuándo se había convertido en una chica mala? Cari le
lanzó una lenta y sexy sonrisa a Sebas
Cari—Entonces,
montemos un espectáculo para la cámara.
Levantándose
sobre sus rodillas frente a Sebas, pasó sus manos por debajo de su camiseta y
la jaló hacia arriba. Alzó la mano hasta su cabeza y lo ayudó a quitársela,
arrojándola a un lado, y dejó su magnífico torso desnudo ante su hambrienta
mirada. Ella lo observó con apreciación, absorbiendo el six-pack que tenía por
abdominales y sus pectorales bien definidos, preguntándose otra vez porqué
diablos él pasaba su tiempo detrás de la cámara en vez de estar frente a ésta.
Maldita sea, si estaba bien formado. Ella pasó sus manos por los músculos lisos
de su pecho y sobre sus hombros, suspirando por la manera en que se flexionaban
bajo su caricia. No podía recordar la última vez que tuvo sexo con un tipo
simplemente porque era un bombón. El pensamiento de tenerlo dentro de ella
prácticamente la tenía jadeando de necesidad y envolvió una mano alrededor de
su nuca para jalarlo en busca de un beso. Esta vez, fue ella quien tomó la
iniciativa, hundiendo la lengua en el interior de su boca. Sebas hizo un sonido
profundo en su garganta. Pasó una mano por su cabello y, con la otra, ahuecó
suavemente su seno. Cari gimió en contra de su boca mientras él tomó su pezón
entre el pulgar y el dedo índice y le dio un gentil apretón. Ella siempre había
tenido los pezones sensibles, pero esta noche parecían estar más receptivos
ante las caricias. O quizás Sebas sabía cómo hacerles el amor mucho mejor que
cualquier otro hombre que conociera. Podría dejarle hacer esto toda la noche.
Fue por ese motivo que casi protestó cuando quitó su mano. Pero entonces se dio
cuenta que había dejado de jugar con sus pechos para poder recostarla
gentilmente en el suelo. La miró, observando cada centímetro de su cuerpo
desnudo.
Sebas—Dios,
eres hermosa.
El
halago calentó a Cari por todo el camino hasta la punta de los dedos de sus
pies. Le habría dado las gracias, pero Sebas ya se había inclinado hacia
delante para besar lentamente a lo largo del interior de su pierna extendida.
Ella se lamió los labios con anticipación mientras él se acercaba más y más.
Pero, para su sorpresa, pasó de largo su sexo y fue directamente a sus senos
otra vez, ahuecándolos con ambas manos. Ella jadeó cuando cerró su boca en el
mismo pezón con el que antes había estado jugando. Así que, al hombre le
gustaban los pechos ¿no? Sus labios se curvaron en una sonrisa. Debería haberlo
sabido por la forma en que sus ojos se mantuvieron pegados a ellos durante toda
la sesión fotográfica. Ella echó un vistazo al monitor mientras él le chupaba
uno de sus pezones, sin poder creer lo sexy que se veía. Había robado una
rápida mirada ocasional al espejo de su habitación mientras tenía sexo con
otros hombres, pero esto era mucho más caliente. Cari gimió, alzando su mano y
pasando los dedos por su pelo mientras él arremolinaba su lengua una y otra vez
alrededor del pequeño y rígido pico. Si bien lo que estaba haciendo se sentía
maravilloso, también era suficiente para conducirla a la demencia y no estaba
muy segura de sentirse aliviada o consternada cuando finalmente alzó la cabeza.
Antes de poder decidirlo, él se inclinó nuevamente para tomar el otro pezón con
su boca y prodigarle la misma atención, volviéndola loca otra vez. Cuando
finalmente terminó el festín con sus pechos, besó, de manera lenta y pausada,
su vientre hasta llegar a su ombligo. Él hizo pequeños círculos perezosos
alrededor de la hendidura con su lengua antes de sumergirla en su interior.
Nunca antes tuvo a un hombre haciéndole eso, pero ante el estremecimiento de
placer que la recorrió, ella decidió que podría haber descubierto toda una
nueva zona erógena. Sin embargo, Cari se olvidó completamente todo lo
relacionado con su ombligo cuando Sebas fue descendiendo. Su respiración se
aceleró mientras él se acercaba más y más a la unión de sus muslos. Algo le
dijo que sabía exactamente cómo practicarle el sexo oral a una mujer. Y si su
lengua se sentía la mitad de bien en ahí abajo como en sus senos, entonces ella
iba a tener un orgasmo alucinante. Tomando su culo con las manos, Sebas alzó
los ojos para sostener la mirada por un largo instante, antes de inclinarse
para pasar lentamente su lengua a lo largo de los resbaladizos pliegues. Cari
gimió, automáticamente echando un vistazo al monitor otra vez. Sebas no lamió
su clítoris de inmediato, sino que enfocó su atención en los labios ,
provocando, pasando su lengua primero por un lado y luego por el otro, hasta
que ella estuvo tan excitada, que estuvo segura que iba a explotar en el
momento en que finalmente lamiera su clítoris. Cuando lo hizo... para volverla
aún más loca, él sacudió su clítoris con rápidas y leves caricias, antes de
hacer lentos y deliberados círculos a su alrededor. Ella se arqueó en su
contra, sus dedos hallando el camino hacia su pelo nuevamente mientras
comenzaba a rotar sus caderas.
Cari—Oh
Dios— suspiró —Justo así. No te detengas.
Pedro
dejó escapar un gemido y se aferró aún más a su culo, su lengua se movía
firmemente mientras continuaba lamiendo su clítoris. Mantuvo un ritmo lento y
calmado, elevándola más y más alto con cada minuto que pasaba. Cuando el
orgasmo finalmente la golpeó, comenzó justo en el centro de su clítoris, para
que luego se extendiese a lo largo de todo su cuerpo hasta dejarla temblando
por completo. Cari intentó mantener sus ojos fijos en le monitor mientras se
corría, pero eso rápidamente se volvió imposible cuando empezó a retorcerse
bajo su implacable lengua. Renunciando a la pantalla, ella cerró los ojos, echó
la cabeza hacia atrás, y se rindió ante el placer mientras pedro la envolvió en
un arrebatador clímax tras otro hasta dejarla completamente mareada. Se sentía
tan bien, que no quiso detenerlo. Pero en algún momento las sensaciones se
hicieron demasiado intensas y ella apretó el agarre de su cabello, instándolo a
levantarse. Aunque dejó de lamerla, no levantó su cabeza. En cambio, él
recorrió el interior de su tembloroso muslo con tiernos besos, luego el otro,
antes de mirar en su dirección.
Cari—Te
necesito dentro de mí — le rogó.
Sebas no
contestó, sino que simplemente se levantó y abrió su cinturón, desabrochando
luego sus vaqueros.
Sintió
que su pulso se aceleraba mientras esperaba a que se desvistiera. Con un torso
tan increíble como el suyo, el resto de su cuerpo tenía que ser igual de
asombroso, estaba segura. Cuando finalmente se bajó los vaqueros para revelar
sus largas y musculosas piernas, le encantó descubrir que tenía razón. Pero tan
fascinada como lo estaba con sus piernas bien tonificadas, fue el considerable
bulto en la parte delantera de los boxer lo que captó su atención, y se quedó
sin aliento mientras la miraba Estaba mucho mejor dotado que cualquier otro
tipo con el que había estado antes, y mientras lo observaba ponerse un condón
que tomó del bolsillo de sus pantalones, sólo pudo imaginarse cuan glorioso iba
a sentirse dentro de ella. Su coño latió con anticipación. Iba a descubrirlo
muy pronto. Se le ocurrió entonces a Cari que probablemente debería elogiar su
cuerpo como él lo había hecho con el suyo, pero antes de poder abrir su boca,
Sebas ya se encontraba junto a ella en el suelo. Obviamente no quería perder
más tiempo. Eso estaba bien por ella. Habría tiempo para halagos más tarde.
Apoyando
sus brazos a cada lado de su cabeza, él se posicionó entre sus muslos, luego
inclinó la cabeza y cubrió su boca con la suya. Ella envolvió los brazos
alrededor de su cuello, un gemido escapó de sus labios cuando sintió que se
presionaba contra su entrada. Esperaba que la penetrara de inmediato, pero, en
cambio, se deslizó provocativamente hacia arriba y abajo recorriendo los suaves
labios exteriores. Ella gimió contra su boca otra vez, impaciente por tenerlo
dentro.Sebas debió interpretar lo que quería y lentamente se acomodó en su
interior. Cari se quedó sin aliento mientras la penetraba. Sebas la llenaba de
manera tan perfecta y completa que era como si él estuviera hecho para ella.
Por encima de ella, Sebas gimió con voz ronca.
Sebas—Dios,
estás tan apretada.
Cari lo
envolvió con sus piernas, llevándolo aún más profundo.
Cari—Eso
es algo bueno, ¿verdad?
Él hizo
un sonido que fue entre risa y gemido.
Sebas—Eso
es algo muy bueno.
Cari—Entonces
fóllame— le ordenó suavemente.
Ella se
sonrojó ante su propio descaro.
Normalmente
no hablaba sucio en la cama, pero el posar desnuda para las fotos, había sacado
a relucir su chica mala interior. Aunque a Sebas no pareció importarle. De
hecho, por la sonrisa que tiraba de la esquina de su boca cuando comenzó a
mover las caderas, ella sospechó que a él probablemente le gustó.
Él la
embistió lentamente, deslizándose fuera para luego enterrarse profundo en su
interior otra vez hasta que tocó su centro.
Capitulo
5
Ella
apretó sus piernas más fuerte a su alrededor, jalándolo hacia dentro tanto como
pudo. Sebas bajó la cabeza y enterró el rostro en su cuello, besando la piel
sensible de ese lugar mientras bombeaba dentro y fuera. Cari estaba tan cerca
de correrse, que no le habría importado si él aceleraba el ritmo en ese
momento. Trató de instarlo a ir más rápido acercándolo con sus talones descalzos,
pero se rehusó a obedecer. En cambio, continuó con su ritmo lento y constante,
manteniéndola al borde del orgasmo. Ella se preguntó si él sabía lo que le
estaba haciendo, pero por la mirada en sus ojos, pudo darse cuenta que
disfrutaba volviéndola loca. Entonces, justo cuando creyó que enloquecería de
placer, él se retiró y se sentó sobre sus talones.
Sebas—Quiero
que me montes—dijo con voz ronca, tomando su mano e instándola a levantarse.
Mientras
Sebas rodó sobre su espalda, Cari se colocó obedientemente a horcadas entre sus
caderas y con cuidado se sentó sobre su amiguito. Contuvo el aliento cuando la
llenó por completo una vez más, saboreando la sensación de tenerlo en su
interior. Él seguramente quiso cambiar de posición porque se encontraba tan
cerca de correrse como ella.
Inclinándose
hacia delante, puso sus manos en su torso y lentamente comenzó a montarlo,
subiendo y bajando. El movimiento condujo a su eje profundamente dentro de ella
con cada embiste y gimió de placer. Había planeado ir lento y suave,
provocándolo como lo había hecho con ella, pero él la agarró del culo con ambas
manos, haciendo que se moviera más rápido. Dios, era tan excitante cuando un
hombre se hacía cargo de ese modo durante el sexo. Recordando de forma abrupta
la cámara, lanzó una mirada hacia el monitor y observó con asombro cuán
increíblemente caliente lucían los dos juntos.
Se
volvió hacia Sebas para ver que éste tenía una sonrisa tirando de su boca.
Cari—Caliente,
¿ah?
Sebas—Muy
caliente.
Reclinándose
hacia delante, deslizó las manos por su cabello y lo besó. Él gimió en contra
de su boca y apretó el agarre de su culo, moviéndola arriba y abajo mientras
bombeaba sus caderas. El movimiento acompasado envió a su eje más y más
profundo con cada embiste. Con él haciéndose cargo del ritmo, todo lo que ella
tuvo que hacer fue entregarse al placer y disfrutar del viaje.
Cari—Más
rápido— exigió Cari en contra de su boca—¡Fóllame más rápido!
Sebas
obedeció, empujando dentro de ella con tanta fuerza que seguramente hubiera
brincado fuera de él si no la hubiera tenido bien afirmada. Su parte intima se
contrajo alrededor de él, indicando el inminente orgasmo, y arrastró su boca
lejos de Sebas.
Cari—Oh
sí, justo así— lo instó. —No te detengas. ¡Por favor, no te detengas!
Sebas—No
lo haré— le prometió, con su profunda y ronca voz en el oído mientras bombeaba
de su interior—. Córrete para mí, nena. Córrete para mí.
Esas
palabras fue todo lo que se necesitó para enviar a Cari sobre el borde.
Aferrándose a sus hombros, ella dejó salir un grito de éxtasis lo
suficientemente fuerte como para que toda la ciudad de Seattle lo escuchara.
Sebas hizo un sonido propio, gimiendo profundamente por su garganta mientras
alcanzaba su propio clímax. Cuando su orgasmo finalmente cedió, Cari se deslizó
fuera de él y colapsó sobre su pecho, jadeando en busca de aire.
Cari—Eso
fue asombroso-Él pasó su brazo por sobre su cintura, abrazándola.
Sebas—Sí,
lo fue.
Ellos
yacieron ahí en silencio por un momento, los latidos de Sebas sincronizados con
los de ella mientras sus respiraciones se normalizaban. A lo lejos, Cari pudo
oír los clicks que emitía la cámara. Sonrió ante el pensamiento de las fotos
triple X, pero frunció el ceño cuando se preguntó si era algo de lo que Sebas
hacía un hábito. Mientras no estaba segura de querer saber la respuesta, no
pudo contener su curiosidad. Alzó la cabeza de su hombro considerándolo con
cuidado.
Cari—Así que, ¿te acuestas con todas las mujeres a las que fotografías?
Cari—Así que, ¿te acuestas con todas las mujeres a las que fotografías?
Sebas—Eres
la primera-¿Qué más había esperado que dijera? Aún así, las palabras la
complacieron y sonrió.
Cari—Buena
respuesta.
Él
levantó la mano para acariciar su cabello y alejarlo de su rostro.
Sebas—Sólo
estoy siendo honesto. Nunca he querido hacer algo como eso con ninguna otra
mujer a la que he fotografiado.
Había
una sinceridad en sus ojos mieles que hizo que Cari le creyera y volvió a
acurrucarse sobre él. No pudo evitar sentirse mareada. Eso hacía que lo que
acababan de compartir fuera incluso más especial. Mientras yacía con la cabeza
sobre su torso, disfrutando la calidez de ese pensamiento, Cari miró hacia
abajo y se percató que Sebas se había quitado el condón. ¿Cuándo diablos lo
había hecho? Mientras pensaba en ello, también notó que su Amiguito comenzaba a
endurecerse otra vez. Sonriendo, pasó los dedos a lo largo de la base de su eje
hasta la punta.
Cari—Parece
que alguien está listo para la segunda ronda-Él rió entre dientes.
Sebas—Siempre-Ella
se inclino para darle un beso en la boca.
Cari—Mmm,
me gusta eso en un hombre.
Afirmándose
sobre sus rodillas, Cari trazó besos a lo largo de la línea de su mandíbula y
bajó hasta su cuello. Luego descendió, explorando los esculpidos contornos de
su torso y abdominales con sus labios y lengua, hasta que llegó donde quería.
Ella iba a tomarlo tan duro como nunca lo había sido en su vida. Envolviendo
una mano alrededor de la base, rodó la lengua sobre la cabeza para lamer el
reluciente líquido de la punta. Era dulce y almizclado, y Cari dejó salir un
pequeño gemido de apreciación cuando el sabor llenó su boca. Levantó la otra
mano y las ahuecó en su palma. A pesar de haberse corrido hacía sólo un
momento, se hallaban pesadas por la excitación y gentilmente las masajeó
mientras pasaba la lengua arriba y abajo de la longitud de su eje. Recordando
cómo la provocó cuando él le dio sexo oral, decidió que dar vuelta un poco la
situación sería lo justo.
Así que,
en vez de tomarlo en su boca de inmediato, ella cerró los labios alrededor de
la cabeza y succionó gentilmente. Sebas inhaló profundamente en lo que ella
estaba segura que era anticipación, pero sólo continuó rodando su lengua una y
otra vez en la punta hasta que él dejó salir un gruñido de frustración.
Decidiendo que ya lo había torturado bastante, cerró sus labios y lo tomó por
completo dentro de su boca. Sobre ella, Sebas gruñó otra vez, aunque ahora con
obvia aprobación, y Cari casi sonrió cuando lentamente movió su boca arriba y
abajo de su longitud.
Sebas—Maldita
sea, eres buena en eso— dijo, con voz ronca por el deseo.
Sebas
contuvo el aliento y deslizó una mano por su cabello, levantándole la cabeza.
Sebas—Si
continúas así, voy a correrme en esa linda boquita tuya. Y a pesar de que eso
no sería malo, justo ahora, necesito estar dentro de ti otra vez.
Si bien la
idea de hacer que se corriera en su boca hizo que Cari se estremeciera con
anticipación, decidió que lo quería dentro de ella tanto como él quería estar
ahí. La acercó y besó fuerte y duro en la boca.
Sebas—Ponte
de manos y rodillas frente a la cámara.
Cari
hizo lo que le pidió, contrayéndose. Amaba cuando un hombre la tomaba por
detrás. Y no tenía ninguna duda de que iban a lucir espectaculares en esas
fotografías. Mientras Sebas hurgaba en el bolsillo de sus vaqueros buscando
otro condón, ella lanzó una mirada al monitor y vio que la cámara había
capturado su beso. Maldita sea, lucían ardientes juntos. Detrás de ella, Sebas
la agarró por las caderas y Cari quedó sin aliento cuando lo sintió jugar en su
entrada. La urgencia de tenerlo en su interior era imposible de resistir.
Cuando comenzó a penetrarla, ella intentó empujar hacia atrás, pero él la
mantuvo en su lugar y se introdujo . Una vez que finalmente se hallaba tan
profundo como podía, se mantuvo allí, llenándola completamente.
Sebas—Mira
el monitor.
Ante la
mención, volvió su atención a la pantalla. La cámara los había captado
perfectamente donde se podía ver a ella con sus labios abiertos, sus ojos
entrecerrados, y una expresión de pura lujuria en su rostro.
Sebas—Eres
muy fotogénica—dijo él suavemente. Ella le sonrió por sobre el hombro
Cari—Tú también.
Sebas
gruño una respuesta, murmurando algo que ella no pudo entender mientras se
aferraba a sus caderas y la instaba a inclinarse hacia delante sobre sus manos
y rodillas. Apretando su agarre, él comenzó a empujar dentro y fuera con una
fiereza que la dejó sin respiración. Cari alzó la cabeza hacia atrás para mirar
el monitor. La posición lucía incluso más primitiva en la pantalla y estaba
fascinada por la imagen. Detrás de ella, los hombros y torso de Sebas ondulaban
y flexionaban frente a la cámara, la iluminación que él había preparado para la
sesión fotográfica acentuaba sus magníficamente cincelados músculos mientras
bombeaba dentro y fuera.
Cari—¡Más
duro!— ella demandó, apoyando sus manos en el suave material que cubría la
tarima y empujaba hacia atrás. Él obedeció, hundiendose tan profundo con cada
embestida que estaba segura que se desmayaría por cuan maravilloso se sentía.
Cuando el orgasmo se apoderó de ella un momento después, no perdió la
conciencia como pensó que pasaría. En cambio, alzó la cabeza hacia a tras y
gritó una y otra vez cuando la marea la placer la llevó lejos. Cari se hallaba
tan perdida en su propio clímax que apenas fue conciente de Sebas corriéndose
junto con ella hasta que se enterró con un movimiento suave y un fuerte gemido
de satisfacción. Pasó un largo momento antes de que Cari pudiera recuperar el
aliento y cuando finalmente pudo hacerlo, fue para jadear cuando Sebas se
deslizó fuera de ella. No estaba segura de cómo era posible, pero ese orgasmo
había sido incluso mejor que los anteriores.
Sebas
tomó su mano y le dio un pequeño tirón, jalándola en contra de su pecho
mientras él yacía sobre su espalda en el suelo. Cari se arrimó más cerca y dejó
salir un suspiro.
Cari—Eso
fue fuera de serie— dijo ella suavemente.
Capitulo
6
Sebas—Me
alegra de que te gustara. Yo también lo creo, por cierto. Paula sonrió.
¿A quién se le habría ocurrido que ella terminaría haciendo el amor con su fotógrafo? Y pensar que casi se acobarda acerca de venir esta noche y ser fotografiada para el calendario a beneficio. Ese pensamiento le hizo recordar que Mora aún esperaba por ella en la sala y ahogó un gemido. Mientras que habría preferido quedarse justo ahí durante toda la noche, realmente necesitaba ir a ver cómo se encontraba su preciosa cachorra.
¿A quién se le habría ocurrido que ella terminaría haciendo el amor con su fotógrafo? Y pensar que casi se acobarda acerca de venir esta noche y ser fotografiada para el calendario a beneficio. Ese pensamiento le hizo recordar que Mora aún esperaba por ella en la sala y ahogó un gemido. Mientras que habría preferido quedarse justo ahí durante toda la noche, realmente necesitaba ir a ver cómo se encontraba su preciosa cachorra.
Se
reincorporó a regañadientes sobre su codo.
Cari—Debería
vestirme e ir a ver qué es lo que Mora está haciendo. Ella podría estar
tratando de comerse las plantas de allá fuera.
Sebas
arrugó la frente.
Sebas—Maldita
sea, estaba tan callada, que olvidé que se encontraba aquí.
Cari-rió—Yo
también.
Sebas—Bueno,
mientras vas a comprobar cómo está, transferiré las fotos de la cámara para que
podamos echar un vistazo. ¿Suena bien?
Su pulso
dio un vuelco ante la idea de mirar esas atrevidas fotografías con él y sonrió.
Cari—Suena
genial.
Él pasó
una mano por su cabello y la jaló para un largo y lento beso antes de ayudarla
a levantarse. Mientras se vestían, ella no pudo evitar mirar por sobre su
hombro para observar el cuerpo desnudo de Sebas una vez más. Dios mío, él era
espléndido. Ahogando un gemido, ató el cinturón de la bata alrededor de su
cintura, luego pasó una mano por su pelo despeinado y se apresuró hacia la sala
para ver qué estaba haciendo Mora. La perra estaba en el suelo junto al sofá,
profundamente dormida con su cabeza sobre sus patas, pero ante el sonido que
Cari hizo al entrar, levantó su cabeza para lanzarle una mirada somnolienta.
Cari—Está bien, muchacha—dijo Cari, agachándose para darle un cariñoso masaje
en la cabeza—Puedes regresar al estudio ahora.
Mora movió la cola, pero no hizo ademán de levantarse. En cambio, ella puso su cabeza de regreso a sus patas y volvió a dormir.
Mora movió la cola, pero no hizo ademán de levantarse. En cambio, ella puso su cabeza de regreso a sus patas y volvió a dormir.
Cari-rió—O
puedes quedarte aquí y dormir mientras me cambio de ropa, perezosa.
Sacudiendo
su cabeza, Cari se levantó y regresó al estudio. Sebas ya se hallaba vestido y
había sacado la cámara del trípode para conectarla al ordenador. Él la miró.
Sebas—¿Está
bien Mora?
Cari—Ella
está bien. Duerme-Él se rió entre dientes.
Sebas—Tendré
las fotos listas en un minuto.
Cari—Genial.
Voy a cambiarme y regresaré.
Apresurándose
hacia el cuarto de baño, se quitó la bata y la metió en su bolso, luego se
colocó los vaqueros y camiseta rápidamente. Ella se observó en el espejo y
sonrió. Maldita fuera si no lucía como si acabara de ser total y absolutamente
follada. Se veía muy bien en ella. Lanzando su bolso sobre el hombro, regresó
al estudio, sintiéndose más sexy de lo que nunca antes se había sentido en su
vida.
Sebas—Las
fotos de ti y Mora salieron estupendas— dijo Sebas mientras ella caminaba hacia
él.
Ansiosa
de verlas por sí misma, Cari se acercó furtivamente a su lado. Mientras las
estudiaba, no pudo evitar sonreír. Sebas tenía razón. Realmente lucían bien.
Sebas—¿Tienes
alguna idea sobre cuál quieres usar para el calendario?— le preguntó él.
Ella se
mordió el labio pensativamente por un momento, luego apuntó una donde ella
estaba arrodillada junto a Mira con sus brazos alrededor de la perra y su
escote a la vista.
Cari—Esta.
Sebas—Buena
elección. Esa es mi favorita también—Él sonrió—Al menos entre las fotos de ti y
Mora- Ella alzó la cabeza.
Cari—Miraste
las otras-Su sonrisa se ensanchó.
Sebas—Les
eché un vistazo.
Cari—Déjame
verlas también.
Él rió y
se acercó a la computadora. Un momento después, apareció un nuevo conjunto de
imágenes en la pantalla. Dios, había un montón de esas. El ordenador las
mostraba en el orden en que fueron tomadas y Cari lentamente dejó que su mirada
vagara de una foto a la siguiente, asombrada por cuan sexy se veía, desde ir
completamente vestida a totalmente desnuda.
Sebas—Así
que, ¿qué te parecen? — preguntó Sebas. Ella sonrió.
Cari—Creo
que eres un excelente fotógrafo-Él rió entre dientes.
Sebas—Eres
sólo tú, nena. Yo sólo tomé las fotografías-Ella se sonrojó.
Cari—¿Puedo
ver el resto?
Él se
inclinó para hacer clic otra vez y las fotos de ella y Sebas haciendo el amor
aparecieron en la pantalla. Éstas eran incluso más impresionantes que las
otras, y todo lo que podía hacer era mirarlas con asombro. Aunque eran
extremadamente eróticas, gracias a las seductoras sombras que la luz creaba,
también eran sexys y elegantes al mismo tiempo. Como verdaderas obras de arte.
Sebas—¿Te
gustan?— le preguntó Sebas suavemente. Ella se giró para mirarlo.
Cari—Me
encantan. Son hermosas.
Sebas—Al
igual que tú— dijo, besándola dulcemente en la boca.
Cuando
levantó su cabeza un momento después, se inclinó sobre el ordenador, luego sacó
la tarjeta de memoria del lector y se la tendió a ella.
—Por
mucho que me guste la idea de quedarme con las fotos, no quiero que estés
preocupada acerca de que terminen por Internet, así que será mejor que te las
lleves contigo.
Cari
frunció el ceño en confusión mientras tomaba la tarjeta de memoria. Había
estado tan atrapada en el momento que ni siquiera había pensado en pedirle las
fotografías.
Cari—¿Qué
hay de las fotos para el calendario?
Sebas—Las
guardé en el disco duro, pero sólo las tuyas con Mora.
Cari—Oh.—
Ella miró la tarjeta de memoria por un momento, luego le dirigió una mirada
burlona. —. ¿Y no estás preocupado de que pueda publicar tus fotos en Internet?
Sebas—En
realidad no—le dio un guiño—Soy un muy buen juez de carácter y no creo que seas
ese tipo de persona-Ella rió.
Cari—Tienes
razón. Las protegeré con mi vida.
Cari
tomó su tiempo deslizando la tarjeta de memoria en su bolso mientras se
preguntaba cómo sacar el tema de contactar con Sebas de nuevo. No sólo para
tener sexo. Aunque definitivamente no le importaría repetir la actuación de
esta noche, a ella le gustaría ir en una cita un poco más convencional, sólo
para ver si estaba en lo cierto acerca de la conexión que había sentido con él.
Sebas acercó su mano para alejarle el cabello del rostro.
Sebas—¿Sabes?
Llevo a Sam al parque que está en la Cuarta Avenida todos los sábados por la
tarde. Me preguntaba si tú y Mora querrían ir con nosotros esta semana. Luego
de que los perros nos dejen agotados, podemos salir a cenar, entonces tal vez
podamos ir a ver una película o algo así.
Ella
sonrió. No sólo era pecaminosamente atractivo y muy bueno en la cama, pero
aparentemente podía leer la mente también.
Cari—Me encantaría.
Sebas—Genial—
Dio un paso más cerca—Por cierto, esa tarjeta de memoria puede almacenar muchas
más fotos.
Cari—¿En
serio?
Sebas—Muchas
más.
Cari lo
observó por debajo de sus pestañas y le dio una sonrisa sexy.
Cari—Entonces,
¿vas a traer tu cámara a nuestra cita?
Sebas
deslizó sus manos por el cabello y le echo la cabeza hacia atrás.
Sebas—Cuenta
con ello— le prometió, con su boca cerrándose sobre la suya.
Fin...
No hay comentarios:
Publicar un comentario