domingo, 23 de marzo de 2014

Atiéndame Doctor de Calu Zampi Vanez

Atiéndame Doctor de Calu Zampi Vanez (Corto de 1 capítulo)

Atiéndame Doctor (*ADAPTACION*) Zampivanez...
Estaba todo listo, hoy pondría en marcha el plan para seducir al Dr. Sebastian Estevanez, si no me resultaba mi nombre dejaría de ser Carina Zampini.
- Cariiii – una aterciopelada y sensual voz me saco de mis pensamientos por el altavoz del teléfono- ¿Tengo algún otro paciente?
- No Dr. su turno ya termino, no queda ninguno pendiente – dije yo, me sabía de memoria su horario y sus citas, sabía todo respecto a Sebastian. Esto estaba a mi favor, además de ser su secretaria, ya que sabía que ahora que no quedaba ningún paciente, Sebastian se demoraría alrededor de veinte minutos en salir de su oficina…y este, era mi momento de entrar.
Me pare de la silla junto a mi escritorio y me di cuenta de que quedaban muy pocas personas en el hospital, solo estaban los enfermeros del turno de la noche. Me arregle bien mi uniforme, que consistía en una camisa blanca con un bolsillo rojo y una falda con una franja roja. Abrí los primeros botones de mi camisa para mostrar un buen escote, y me arregle la falda subiéndola un poco, puesto que esta ya era corta. No quería parecer una zorra, pero quería verme un poco más…provocativa.

Ya estaba frente su puerta, que decía "Dr. Estevanez", lentamente toque hasta escuchar un adelante, entre a su oficina y cerré la puerta con seguro sin que se diera cuenta, ya que él estaba viendo unos papeles que tenia en la mano…Dios, definitivamente este hombre me tenía loca, y es que…a quien no, se veía completamente sexy con ese delantal blanco, pude darme cuenta que bajo el delantal traía una camisa verde y unos pantalones marrones. Me lo estaba comiendo con la mirada cuando recordé el plan.

- Disculpe doctor – dije con un tono bastante inocente para no levantar sospechas, el alzó la cabeza para mirarme- quisiera pedirle un pequeño…favor – baje la cabeza "apenada"
- Claro Cari – me dijo con una sonrisa que debería ser ilegal
- Pues vera, estos últimos días no me he sentido muy bien, a veces me duele el pecho al respirar y también el abdomen – tenía todo planeado, ya sabía lo que haría él al decirle mis "síntomas"
- Bueno, aprovechando que ya no hay más pacientes y no tengo ningún pendiente, puedo revisarte – dijo con su bendita sonrisa, pero luego su semblante cambio a uno mas cauteloso- eh…mmm…puedes quitarte la…ropa
Era tan lindo cuando titubeaba
Yo ya sabía que para que los pacientes se sintieran más cómodos había unas cortinas para poder desvestirse, pero yo aprovechando esta oportunidad, me comencé a desvestir lentamente frente a Sebastian. Primero con la camisa, desabrochando los botones uno por uno, quedando con un sostén de encaje blanco con rojo que elegí para esta ocasión, luego me saque la falda, que quedo en el suelo, quedando con mi braga a juego con el sostén. Lentamente me fui agachando para recoger la falda que quedo en el suelo y cuando me di la vuelta para ver al doctor, me di cuenta de que mis tácticas surtían efecto. Sebastian se encontraba con la boca ligeramente abierta, en cuanto se dio cuenta de que lo veía, corrió su mirada de mi cuerpo.

- Siéntate en la camilla por favor, me has dicho que tenes dolores cuando respiras ¿verdad? – preguntó mientras se ponía su estetoscopio
Yo solo lo confirme con un leve asentimiento, sin quitar nunca mis ojos amielados de los suyos marrones. Sebastian se acercó y estiro su mano con la punta del estetoscopio un poco vacilante, hasta posarse en mi pecho.

- Bien Cari ahora te voy a pedir que respires profundamente- me dijo con un tono más profesional
…¿así que él quería evitar la atracción que tenía? Pues se lo pondría más difícil
Empecé a respirar profundamente como él me dijo, solo que cada vez que inspiraba y mi pecho se hinchaba, levantaba más mi busto, de manera que sobresaliera. No pude evitar una sonrisa de victoria en mi rostro cuando me di cuenta de que Sebastian tenía la vista fija en mis pechos, su profesionalismo se estaba yendo por la borda. Cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo saco su mano.

- Por lo menos no se ve que tengas nada de malo en el pecho – dijo mirándome a los ojos, dándome a entender el doble sentido de su frase – Ahora acostate en la camilla para poderte revisar el abdomen por favor!
¡Ja! ¿Queres jugar?, pues…juguemos
Lentamente monté la camilla y me di vuelta para quedar mirando hacia arriba, cuando vi el rostro de Sebastian una mirada de reto, mezclada con el deseo y la lujuria.

- Por el momento voy a ir tocando sectores de tu abdomen para ver cual es el problema, decime si te duele ¿de acuerdo? – me preguntó con una fiera mirada mientras posaba sus manos en mi cuerpo, dándome descargas eléctricas
- De acuerdo – le dije con toda la sensualidad que pude encontrar

Lo cierto, era que yo no tenía ningún problema, pero el quería jugar ¿no? Ignorando todas esas corrientes que mandaban sus manos a mi cuerpo, me concentre en los lugares que tocaban sus manos, de esa manera cuando toco un punto que antes no había tocado, gemí levemente en señal de "dolor". Sus manos se detuvieron de golpe y sentí su cuerpo tensarse. Luego retomo sus excitantes toques y cuando pasaba por el lugar de antes yo gemía. De la nada sus toques se detuvieron y saco sus manos de mi cuerpo, yo asustada de que haya terminado sin los resultados que esperaba, levante el rostro, para toparme a su rostro a escasos centímetros del mío, cuando vi sus ojos, quede impresionada de ver ese color marrón tan intenso y penetrarme como si pudiera ver a través de mi, involuntariamente mordí mi labio inferior en señal de nerviosismo por su mirada, pero parece que eso hizo que una bomba estallara en su cuerpo, ya que en menos de dos segundos tenía sus labios en los míos.
No lo podía creer, ¡lo había logrado! Sebastian Estevanez me estaba besando, ¡mi plan de seducción estaba funcionando! yo sin perder el tiempo le devolví el beso con fiereza, al mismo tiempo que me iba sentando en la camilla y le recorría el pecho con mis brazos. Él me tenía atrapada con sus brazos sobre mis caderas, acariciándolas de una manera que…no sabía que existía. Mientras suavemente le sacaba el delantal, enrolle mis piernas en sus caderas y pude notar la gran erección que palpitaba en mi vientre, lo único que pude hacer en ese momento fue dar un fuerte gemido. Al parecer Sebastian no aguantaba más, porque el mismo se fue sacando la ropa hasta quedar solo en unos boxers negros. Por otra parte, yo me volví a acostar en la camilla con las piernas abiertas, dándole a entender mi invitación, él sonrió torcidamente y se abalanzo sobre mí, nos besábamos con desesperación, yo tenía una de mis manos acariciando su pecho, mientras que la otra estaba enredada en sus cabellos. Las manos de Sebastian bajaron de mi rostro hasta mi espalda, exactamente en el broche de mi sostén y en dos segundos este estaba en el suelo. Sus manos pasaron de mi espalda a mis pezones, acariciándolos con devoción, pellizcándolos, yo solo podía gemir de placer. Sus hambrientos labios buscaron mis pezones con desesperación, mordiéndolos intercaladamente para luego lamerlos. Yo estaba jadeando, no lo soportaba, con rudeza aleje su cara de mis senos y lo atraje para besarlo, baje a su cuello, al mismo tiempo que lo lamía y mordía, dejando mi marca de que era mió. Las manos de el bajaron a mis bragas, acariciando mi sexo a través de ella, yo podía darme cuenta de lo que la excitación provocaba en mí.

- Estás empapada – me dijo con voz ronca entre besos
- Solo para ti – le dije en un jadeo, mientras mordía el lóbulo de su oreja
Este acto lo hizo gemir, seguidamente me saco las bragas para poder meter un dedo dentro de mi, esto me saco un grito ahogado de placer, mientras lo movía a una velocidad impresionante, luego metió otro dedo, para solo aumentar el placer. Mientras me besaba me di cuenta de que iba bajando cada vez más, dejando un camino de besos, pasando por mis senos, mi estómago y mi vientre.  De un momento a otro paro de acariciar mi sexo y de besarme, yo lo mire con mueca de confusión, a lo que él solo esbozo una sonrisa pícara.
- Vos solo disfruta – me dijo con los ojos cargados de satisfacción

En ese instante puso mis piernas una a cada lado se sus hombros, y sin quitarme los ojos de encima me penetró con su lengua. Tuve el gemido más grande de mi vida junto con un gran jadeo, Sebas se movía dentro de mi vertiginosamente, una y otra vez, succionando toso el líquido que provocaba la excitación. Mi respiración se entrecortó cuando me di cuenta de que me iba a liberar y Sebastian seguía con su lengua dentro de mí. No lo pude soportar, tuve un orgasmo mientras me liberaba, Él me sonrió y bebió todo el líquido que arrojo mi cuerpo, mientras retiraba su boca de mi entrepierna le dio una última lamida a mi sexo, su rostro tenía una mezcla de satisfacción, gozo y deleite. Me iba a besar pero yo lo evite, me las arregle para dar la vuelta y quedar a horcajadas sobre él, ahora yo tendría el control, Sebas me miró con desconcierto.
- ¿Qué estás haciendo? – me pregunto en un jadeo, yo lo mire como si fuera lo mas obvio del mundo
- Pues, complacerte, como vos lo hiciste conmigo – le dije sensualmente

Con una habilidad que yo no conocía le quite los boxers, ahogando un jadeo al ver su gran erección, decidida tome su sexo con mis manos y pude escuchar el fuerte gemido que salió de los labios de mi amor. Lentamente fui bajando mi rostro hasta darle un casto beso en la punta de su pene, para luego meterlo dentro de mi boca, escuchaba los gemidos de Sebastian, pero yo estaba concentrada en darle el mismo placer que me dio a mí, jugué con mi lengua, dándole leves roces que lo hacían estremecer. Empecé a mover mi boca de adelante hacia atrás, cada vez mas rápido, sentía como Sebas tenia mi cabeza agarrada con las manos, presionándome contra él. Sentí como un líquido me llenaba la boca, era embriagador, lo único que atine a hacer fue chuparlo todo. Oí como el tenia un orgasmo, para luego percibir como tomaba mi cabeza, subiéndola con rudeza para estampar sus labios con los míos. Nos besamos con sus fluidos que todavía tenía en mi boca haciendo ocasionando el beso mucho más erótico.
Estaba desesperada, lo necesitaba dentro de mí ya, pero él seguía besándome y acariciándome, produciendo que me estremeciera de placer, no lo soportaría.
- Sebastian – gemí su nombre- por favor, hazlo ya
- ¿Qué cosa amor? – ronroneo en mi oreja
- Por favor – dije en un hilo de voz
- Decime que queres – me ordeno
- Hazme el amor, te lo ruego- si, estaba rogando
Parece que eso hizo reaccionar a Sebastian, que se dio vuelta provocando que él este arriba mío, tomando el control, nuevamente. Yo abrí mis piernas dejándole la entrada libre, mientras el se situaba entre estas, rozando nuestros sexos, lo que provoco otra seria de gemidos por nuestra parte.
- ¿Estás lista? – me pregunto con su sonrisa torcida que me enloquecía, mientras su punta rozaba mi entrada
- Para vos?, siempre – le dije mirándolo fijamente a los ojos

En ese preciso momento me penetró, con fuerza y precisión, los dos jadeamos con fuerza, Sebastian empezó a moverse al compás dentro de mí, internándose y recorriendo todo mi interior mientras nos besábamos. Los dos nos movíamos al mismo ritmo, pero necesitábamos más, cada vez más rápido, yo enredé mis piernas en su cadera para que se metiera más profundamente, gemí y arquee mi espalda provocando que mis senos tocaran su esculpido pecho, este acto le saco un sexy gruñido. Sus manos recorrían todo mi cuerpo hasta detenerse en mi trasero y poder pellizcarlo, yo hacía lo mismo, tocaba cada rincón de su cuerpo. Sentía que estábamos por llegar al cielo y al parecer Sebas también se percató de ello, ya que cada vez iba aumentando más el ritmo, si es que eso era posible. Hasta que llegamos, llegamos al orgasmo al mismo tiempo, pude tocar el cielo con mis dedos, sentí que llegue a la gloria, al éxtasis. En mi cuerpo no cabía todo el goce que pude experimentar.
Con la respiración entrecortada Sebas se desplomo a mi lado y me atrajo a él para poder estar más cómodos en la pequeña camilla de su consulta.
- ¿Cari? – me pregunto con la voz cansado
- Mmmh…
- ¿Era cierto que te sentías mal? – me preguntó respecto a lo "enferma" que estaba cuando entre en la consulta
- No – me limite a decir
- Lo suponía – dijo con una sonrisa despreocupada
- Listo para la segunda ronda Sr. Estevanez? – pregunte con una sonrisa picara
- Por supuesto Sra. Estevanez.

*FIN*


No hay comentarios:

Publicar un comentario