lunes, 5 de mayo de 2014

Nada Es Para Siempre de Belu Alba


Nada Es Para Siempre de Belu Alba

Corto de 1 capitulo


 

 


Narra Victoria...

Me desperté a las siete de la mañana y vi a Marcos a mi lado. Le di un beso y me levanté, me di una ducha y me fui a la fábrica.

Narra Marcos...

Eran las diez de la mañana, no vi a Victoria a mi lado y me levanté. Me hice el desayuno y fui a la habitación de mi hija, Milagros.
...
—Hija, arriba.  A levantarse. -Dije.
—Hola, papá.  (Dijo algo pálida).
—¿Te sentís bien? -Pregunté.
—Sí, es que me levanté con dolor de panza. -Respondió.
—¿Querés qué llame a un médico?
—No, seguro que no es nada. Estoy bien. -Dijo, poniendo su mejor cara.
—Bueno, cualquier cosa me avisas, ¿oka?
—Sí, señor. -Dijo, riendo.

Fui a la cocina y lavé algunos platos. Escuché que Milagros me llamaba y fui a su habitación.

—¿Qué pasa, hija? -Pregunté.
—Me duele. -Dijo, agarrandose la panza.

En un abrir y cerrar de ojos, mi hija se desmayó.

—¡Milagros! -Grité. Milagros, despertate. -Dije, totalmente preocupado.

La cargué en mis brazos, fui hasta mi auto, subí, arranqué y me dirigí hacia la clínica.

—Mire, Marcos. -Dijo, el doctor. Su hija se quedará internada por dos días, le tendremos que sacar sangre para saber la causa del desmayo.
—Oka, oka. ¿Puedo pasar a verla? -Pregunté.
—Sí, pero haga silencio porque está dormida. -Dijo y se fue.

Entré a la habitación y automáticamente llamé a Victoria.

—¿Hola? -Preguntó.
—Hola... -Contesté.
—Hola, amor. ¿Pasó algo?
—Sí. Es Milagros, está internada.
—¡¿Qué?!

Narra Victoria...

Me levanté del asiento, agarré las llaves del auto y me fui, pero antes me crucé con mi hermana, Brenda.

—¿Qué pasó, Vicky? -Preguntó.
—Es Milagros. -Contesté.
—¿Qué le pasó?
—Te explico en el auto. -Dije y salí prácticamente corriendo.

Nos fuimos y le fue contando todo lo que me había dicho Marcos.

—¿Cómo está? -Le pregunté a Marcos.
—Bien, ahora está descansado. -Respondió.
—¿Sabés por qué se desmayó?
—No, ahora le están sacando sangre.
—Vicky, le voy a avisar a mamá. -Dijo, Brenda.

Cuenta el narrador...

Brenda les avisó a todos los familiares y los mismos llegaron rápidamente.

—Pa, ¿y mamá? -Preguntó, Milagros.
—Está afuera, ¿querés qué la llame? -Preguntó.
—Sí. -Contestó.

Marcos salió y fue a buscar a Victoria.

—Hola, hermosa. -Dijo, Marcos.
—Hola, ma. -Respondió. ¿Lo médicos ya dijeron que tengo?
—No, todavía no.
—Victoria... -Dijo, Marcos.
—¿Qué?
—Nos llama el médico.
—Ya voy. -Contestó.

Marcos llamó a su madre para que se quede con Milagros mientras hablaban con el doctor.

—Bueno, ya tenemos los estudios de Milagros. -Dijo, el doctor.
—¿Qué tiene mi hija, doctor? -Preguntó, Victoria.
—Tomen los estudios.

Leyeron una y otra vez pero no lograban entender.

—No, no entendemos, doctor. -Dijo, Marcos.
—Milagros tiene cáncer de páncreas. -Dijo, el doctor.
—¿Cómo? -Preguntó, Victoria.
—¿Hay alguna cura? -Preguntó, Marcos.
—Lamentablemente no, ya tiene los órganos tomandos.
—¿Cuánto le queda? -Preguntó, Victoria.
—Poco, hay pocas posibilidades de que viva una noche más. -Dijo, el doctor. Lo siento mucho.

Al terminar la conversación, Victoria largó el llanto, Marcos habló con todos y fueron pasando uno por uno a la habitación de Milagros, luego pasaron Marcos y Victoria.

¿Qué tengo, ma? -Preguntó, Milagros.
—Nada, mi amor. No tenes nada. -Respondió, Victoria.
—¿Me voy a morir? -Preguntó, llorando.
—Mili, no vuelvas a decir eso, tenes toda una vida por delante. -Dijo, Victoria.
—Ma, me duele mucho la panza. -Dijo.

Milagros ya estaba pálida y con ojeras. Hicieron pasar a todos, Marcos y Victoria se sentaron a cada lado de la cama, agarrandole la mano a Victoria.

—Me duele mucho la panza. -Dijo Milagros, ya con poca voz.
—¿Querés agua? -Preguntó, Marcos.
—No, pa. Gracias, no me siento bien; ya... me estoy yendo.
—Hija, vos vas a salir de esta, no digas eso por favor. -Dijo, Victoria llorando.
—Mami, tranquila. No voy a sufrir más.

Todos en esa habitación estaban llorando y Milagros les habló un por uno.

—Pa, siempre te voy a amar, no lo olvides y aunque yo no esté físicamente voy a estar. Ma, fuiste la mejor todo este tiempo, cuando cocinabamos juntas o cuando falleció Micho.
—Nuestro perro. -Dijo Victoria, y rió aún llorando.
—Me dijiste que NADA ES PARA SIEMPRE, bueno eso te digo yo ahora, NADA ES PARA SIEMPRE.

Las manos de Milagros estaban apretando las manos de Marcos y Victoria pero poco a poco fue perdiendo esa fuerza y cerró sus ojos poco a poco.

Fin.


Nota de Autora:

"Nunca olvides que basta una persona o una idea para cambiar tu vida sea para bien o para mal".