jueves, 10 de abril de 2014

La Azafata de Agostina Memu

La Azafata de Agostina Memu
Dirección Original: http://unmaldianoesunamalavida.blogspot.com.ar/
Corto de 2 Capítulos


La Azafata

 

PARTE l:
«¡Cielos! ¿Tanto debe pasar por mi lado esa muchacha? Así no puedo...»

Trate de concentrarme nuevamente en la líneas de los papeles pero la única imagen que tenía en la cabeza era la de esa chica...«¡Dios santo!»
Para el vuelo de regreso procurare no volver con esta empresa. Todas las azafatas eran iguales; lindas...pero esta...esta no, esta no era ni linda ni igual, esta era hermosa y única.
Dueña de una melena rubia, una piel clara como el agua del océano, unos labios que apuesto que saben más sabrosos cuando los besas que a simple vista, unos ojos color café que si te atreves a mirarlos directamente corres el riesgo de quedar atrapado en ellos, un cuerpo de diosa,  y como broche de oro: una sonrisa capaz de iluminar hasta la cueva más oscura.

«¿Necesita algo, señor?»

¡Mierda! La mire demasiado...

- No señorita... -tome el primer indició: presentarnos-
- Carina Zampini -dijo con una amable sonrisa-
- Bien, Carina, ¿puedo llamarte así verdad? -sonreí-

Primer objetivo cumplido. Primer...

- Claro señor, como usted guste -dijo mientras entregaba una taza de café a un pasajero del otro lado-
- No me llames señor. Soy Sebastian Estevanez; Sebastian para ti -le dije una vez que volteo para verme-
- Señor o señor Estevanez estará bien. No nos permiten tratar informalmente a pasajeros ni relacionarnos y ahora si me disculpa debo irme: ya hemos platicado demasiado -me regalo una sonrisa y se marchó-

Reglas...con lo que me gusta romperlas.


Paso media hora desde aquella corta charla hasta que logré enfocarme en los papeles pero como si el mundo quisiera que no termine con mi trabajo pasó una azafata por mi lado, seguida por Carina. Las dos parecían nerviosas...¿Ocurrirá algo? «No debe ser nada»
Volví mi vista a los papeles pero nuevamente algo acaparo mi atención: Carina había negado nerviosamente la entrada al sanitario a un hombre. Ese sanitario se ubicaba antes de llegar a la cabina...definitivamente algo ocurre.
Me levante y fui hacía ella...

- ¿Ocurre algo? -pregunté una vez que estaba frente a ella-
- No ocurre nada. Por favor vuelva a su asiento señor Estevanez

Sus ojos decían lo contrario. Reflejaban lo nerviosa que se encontraba, y si no me equivoco, también contenían temor. Sería un imbécil si le creyera. Cerré la cortina que separaba el pequeño pasillo de los pasajeros...

- Vamos Carina, sé que algo ocurre y no me lo quieres decir. ¿Qué ocurre?

Me miro a los ojos luego desvió su vista a los demás pasajeros y volvió a mirarme. Esta vez sus ojos no delataban nerviosismo, sino, miedo...hasta terror. No dije nada, esperaba que ella me respondiera y eso hizo...

- Por favor, vuelva a su asiento
- De ninguna manera. ¡Hable! -levanté levemente la voz. Se tensó-
- Señor Estevanez...

Antes de que logrará terminar de hablar cayó en mis brazos gracias a una fuerte turbulencia, la cual parecía que no tenía intención de parar. Los pasajeros comenzaron a gritar. Ella rápidamente se incorporó, tomó el micrófono he informo que todos se abrocharan los cinturones de seguridad, acto seguido; dirigió su mirada a la cabina.

- ¡No! No por favor, no entré ahí -me detuvo del brazo cuando estaba por ingresar en ella-
- ¡Suéltame! Si no me dices lo que pasa entraré y lo averiguare por mi cuenta...-grité-
- Es...es...un pasajero -dijo vacilante-
- ¿Un pasajero? -pregunté confuso-
- Sí. Entro...entro a la cabina con una navaja y ahora se encuentra ahí dentro, con los pilotos -el temor se estaba apoderando de ella y la turbulencia era peor-
- Yo soy piloto, debo entrar ahí. Pueden estar heridos -dije preocupado-
- Pueden dañarte a ti, se supone que los pasajeros deben llegar sanos a tierra -dijo aferrada a la pared para no caer al piso-
- Escucha Carina; soy yo o todos los pasajeros...y tú. Creo que no hay que pensar demasiado en esa alternativa

No le di tiempo a que reaccioné y entré a la cabina...«¡Demonios!»
Había sangre por doquier. Uno de los pilotos estaba tendido en el suelo alucinando mientras que el otro, mal herido,  se encontraba luchando con el intruso que se encontraba allí, quien poseía una navaja.
Rápidamente me fui sobre él. Luchaba por mantener su navaja alejada de mí,  hasta que le da una patada en la entrepierna y callo rendido al piso,  si no lo dejaba inconsciente volvería a atacarme...por lo tanto que no tuve alternativa.
Gire hacia la puerta, me había parecido ver a alguien, y no me equivoque: ahí se encontraba Carina, totalmente pálida y en shock. Me dirigí hacía ella, la tome del brazo, le hable pero no reaccionó. Se tambaleo sobre mis brazos con intenciones de desmayarse pero logré impedirlo...

- Oh, no cariño, necesito tu ayuda. No es tiempo de siestas ...

Dije mientras la llevaba conmigo hacía los asientos de los pilotos. Aún estaba en shock y yo la necesitaba...no lo pensé demasiado: la tome de la cara y la besé, un beso siempre te trae a la realidad...bueno a veces todo lo contrario. Suavemente me empujo...ahora sí.
Tome los mandos de vuelo y comencé a luchar para estabilizar el avión...

- Tira de esa palanca y ponla en el número tres. ¡Rápido!

Le indique a Carina...vacilo por un momento hasta que logro controlar sus manos y coloco la palanca donde le indique.

Una vez que logré estabilizar el avión me comunique con la torre de control. El aeropuerto destino aún quedaba a tres horas. Informe que no podría soportar eso, bueno, tal vez si pero no era profesional en esto, por lo tanto mejor ir por lo seguro. Debía aterrizar en el aeropuerto internacional de Dallas, Texas que me quedaba a solo treinta minutos.

Pasados esos treinta minutos, tal vez treinta y cinco, ya nos encontrábamos todos los pasajeros en el aeropuerto, era un caos.

Me encontraba con Carina, hablando con los directores del aeropuerto. Nos informaron que era imposible conseguir avión y pilotos a estas horas -01:36 a.m.- y que debíamos esperar hasta la mañana siguiente. Nos dieron la dirección de un hotel con más de cien habitaciones y nos despacharon. De aquí en adelante nos las tenemos que arreglar nosotros hasta la mañana.

- ¡Demonios! ¿Qué haremos? -pregunto Carina mientras nos dirigíamos a los pasajeros-
- Ir hasta el hotel, dormir y volver por la mañana -le sonreí, sonrisa que no llego a mis ojos-
- Creo que no es momento de estar de chiste, ¿no lo cree? -me regaño-
- Vamos cielo, solo intento ponerle humor a la situación, cosa que sea menos frustrante
- Pues su método no sirve , señor Estevanez...

La Azafata: Parte II

 

 

Nos demoramos un rato en el aeropuerto declarando hasta que por fin nos encontrábamos todos en el hotel. Por suerte en el avión no había más de noventa personas, por lo tanto, no hubo problemas con las habitaciones.
Yo logré conseguir una suite para mí solo, al menos.
Tome mi iPhone y llame a mi futuro inversor...debía explicarle porque la demora y hablar de otros temas. Espero que esta pequeña demora no perjudique su decisión.


 « ¿Qué mierda hago acostado?»

Estaba acostado en la cama, en un hotel, pero no cualquier hotel, en el mismo hotel que Carina Zampini, la muchacha que no sale de mi cabeza.
Me levante. No me moleste en ponerme una remera -tenía solo el pantalón pijama- y me dirigí a la habitación de Zampini. Sé dónde se encuentra porque logre escuchar cuando se la dijeron a ella «Quinto piso, habitación B35»
Ahí estaba.
Intente abrir la puerta desde afuera, obviamente, cerrado por lo tanto que golpee. En cuestión de segundos la hermosa señorita se encontraba delante de mí, vestía una simple bata rosa, pantuflas blancas,  traía el pelo desprolijo y, no sé si soy yo o qué, pero estaba condenadamente sexy...

- ¿Se le ofrece algo, señor Estevanez? -sus brazos se cruzaron-

No estoy seguro si su voz me hizo volver a la realidad o irme más allá de esta...

- ¡Señor Estevanez! -reaccioné- ¿Esta bien?
- Tu estas bien...por el amor de Dios, Carina...

No espere respuesta. Me adentre a su habitación, cerrando la puerta detrás de mí. La tome de la cintura dando media vuelta, dejándola acorralada entre la puerta y mi cuerpo...todo en cuestión de segundos...

- ¡¡ ¿Qué le ocurre?!! -me grito forcejeando para escaparse, la apreté más-
- Tu, Carina. Desde que aborde ese avión y te vi me volviste completamente loco...-baje mi boca a su cuello- muy loco

Sentí como se le aceleraba la respiración. El contacto de mi aliento con su cuello había hecho que se erice completamente...podría equivocarme, pero lo dudo: a ella le pasa absolutamente lo mismo que a mí.
No emitía palabra ni movimiento, por lo tanto,  seguí mi impulso y la bese.
Mis dudas se fugaron completamente cuando sentí su dulce respuesta.
Comencé a avanzar hacia la cama (ya que era una habitación con solo dos ambientes dormitorio-baño). Caminamos despacio hasta que por fin caímos en ella. Yo sobre Carina.
Apoye mis manos a los costados de su cabeza, deje de besarla,  y la mire a los ojos: sus ojos brillaban como dos estrellas, sus labios estaban mil veces más rosa y su piel...parecía más sedosa de lo normal.
Volví a besarla pero esta vez sustituí la pasión por la dulzura. Lentamente le desate la bata y se la quite. Abajo de esta tenía un hermoso baby doll blanco de encaje. Era hermosa...no, hermosa no: perfecta.

- Esto está mal, señor Estevanez...-su voz reflejo su agitación-

Volví a alejarme, lo suficiente para verla a los ojos. Reí por la situación: aún no me tuteaba.

- Dejemos dos puntos claros; el primero: tutéame, por favor. El segundo: me encanta hacer las cosas mal...

No esperaba una sonrisa, pero no voy a negar que me gustara. La volví a besar. Esté era un beso totalmente apasionado, fogoso...salvaje. Me atreveré a decir que es el beso más hot que di en mi vida.
Desesperadamente le saque el baby doll, al tiempo que ella hacía lo mismo con mi pantalón pijama.

- Esto va a terminar mal... -dijo con voz ronca-
- Olvídate de todo, ahora estamos juntos -susurre en su oído. Gimió-

Volvimos a juntar nuestras bocas.
Mis manos bajaron hasta su tanga y ágilmente se la quite. Separé mi boca de la suya y la miré a los ojos. Me sonrió. Le sonreí.
Mi boca se posó en su cuello y comencé a descender por su cuello, llegando a sus pechos, siguiendo por su estómago hasta llegar a su vello público y más allá, haciéndola gemir.

- Mmmm...Sebas -gimió arqueando su espalda-
- Sos perfecta -susurre con voz ronca contra su vientre-

Mis manos llegaron hasta su feminidad, haciéndola jadear, introduje mis dedos en ella...

- ¡Dios, ya estas lista! -murmure-
- Oh, siii -volvió a gemir-

Rápidamente me posicioné sobre ella y lentamente la penetre, con cuidado, no la quería lastimar. Estuve así por un tiempo, haciendo movimientos lentos y suaves hasta que ella hablo...

- Sebas, más fuerte -pidió mientras se mordía el labio inferior-

Enseguida acate a su orden y comencé a acelerar los movimientos. Cada vez más fuertes y más duros hasta que sentí como sus músculos se contraían a mí alrededor,  estaba a punto de llegar.
Intensifique aún más movimientos para acelerar el proceso y en solo segundos note como todo se cuerpo se relajaba y gritaba mi nombre. Su llegada le dio comienzo a la mía.
Una vez los dos agotados y tratando de normalizar nuestras respiraciones nos acostamos abrazados...

-Acabo de tener sexo con un hombre que ni conozco -la escucho decir-. Me siento puta
- Oye, ¡no digas eso! -le digo mientras le doy un beso en la cabeza-. Tenemos mucho tiempo para conocer nuestras historias, créeme, no pienso perder contacto contigo 

 

Ni por todo el dinero del mundo...

- Oh, bien, supongo que es un buen consuelo...

 

Días después...

Estaba abordando el avión que me llevaría de nuevo a casa luego de dos días totalmente agitados cuando la veo, sonriente y totalmente deslumbrante como siempre, recibiendo a los pasajeros. Sonriendo, también, me acerco a ella...

- ¡Buenos días! -saludo-
- Buenos días señor -corresponde a mi saludo sonriendo-


Sé bien que esa sonrisa perfecta significa un cambió rotundo para la vida de los dos. A partir que vuelva a pisar tierra, ya nada volverá a ser como antes, y estoy ansioso por eso.


Fin

 


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